Me recorre con su lengua de fuego, llega hasta ahí, lo más íntimo de mi ser y juega con su boca como si fuera su sexo duro y erecto. Siento su nariz oliendo mi perfume, la esencia de mi ser. Yo abandonada al placer de sentirme gozar, de sentir como mis jugos lo exitan , como me come, queriendo llegar más profundo, adentrarse en mi ser.
Con su lengua recorre el laberinto de mi sexo, se pierde entre sus pliegues y enloquece al oir mis gemidos. Y me provoca hasta volverme loca, sus dientes juegan a morderme, su boca a beberme, su lengua a recorrerme, su nariz a olerme, entonces levanta su cara, y mi boca sediente bebe de la suya mi gusto, mi sexo, mi olor que es mío y también es suyo, y nos poseemos, y se adentra en mi ser.
Y somos dos, somos uno, somos puro placer. Y ahora soy yo quien quiere sentir su sexo en mi boca...
pero esa es otra historia...