AVENTURA 8

La separación no sólo me alejó de él sino de un ser más malicioso: mi (ex) suegra.

A veces creo que haber vivido cuatro años con ella me absolvieron de mis pecados y me dieron un pase derecho al cielo.

Me casé con 21 años, mucha ingenuidad y demasiada culpa por mis ya cuatro meses de embarazo. Por eso cuando fui a vivir a su casa era tan sumisa y callada.

Cuando nace mi hija, yo estaba fascinada, feliz, mi bebita era una dulzura y ella (de ahora en más "la vieja") me propone que se la entregara (a mi hija), que se la diera para criarla, que me veía tan poco preparada..., así que a pesar de mi negación (sin saber si me hablaba en serio o era un chiste de mal gusto), la vieja le enseñaba a mi hija a decirle mamá y más lo hacía al notar cuánto me molestaba. No sólo fue eso que podía tomarse como una broma, pesada, pero broma al fin, sino que una vez la encuentro en su cama con mi pequeña dándole de mamar!!!, (la vieja le enseñaba a mi hija que le chupara las tetas como si tuviera leche, después de mucho tiempo creo entender que la vieja tenía una relación de "amor" con su hijo y alguna vez fantaseó que esa pequeña era su hija (?)). Tal fue mi desconcierto, asombro y asco que sólo le dije que nunca más lo hiciera (si me pasara ahora le arranco los pelos, agarro a mi hija y no vuelvo nunca más).

Después de vivir un tiempo ahí, comencé a notar dos situaciones extrañas, que luego comprendí que estaban relacionadas...

La primera es que empecé a notar que mi ropa interior desaparecía, más específicamente mis bombachas, una vez me decidí y lo comente, la vieja lo único que dijo fue que seguramente era la señora que venía a plancharle las que se las había llevado y que ya le iba a llamar la atención.

La segunda era que cada tanto venían unas mujeres, en distintos días y horarios, por separado. Cuando una de ellas llegaba la llevaba a una habitación y se encerraban un rato. Al principio creí que eran amigas y querían charlar a solas, luego que alguna de ellas vendía algún producto o le venía a tirar las cartas, pero la realidad era que la vieja sacaba un dinerillo extra fingiendo tirar las cartas y realizando "trabajos" de destrabe. Luego me enteré que tenía una tía que era una bruja consumada, con una extensa clientela y que ella le había pedido a esta pariente que cuando muriera le legara el "poder", mientras tanto se dedicaba a buscar incautas mujeres y sacarle lo que fuera.

Ya enterada de la realidad, la vieja me mandaba a comprarle en las santerías los materiales para preparar los amuletos, generalmente eran velas que valían $2 y luego cobraba a $10, $15 ó $20 dependiendo de la necesidad monetaria que la aquejara y sino eran las famosas estampitas de San Expedito, de ahí mi aversión a las santería y a este santo en particular.

Así que considerando las "pérdidas" de mis bombachas y su "dedicación" a las artes ocultas y sabiendo que para esas prácticas se necesitan prendas íntimas es fácil deducir quién me las había sacado.

De repente me fui descubriendo en un ambiente de engaños, mentiras, estafa quería escapar pero no teníamos dónde ir y sólo le dije a mi ex: - por qué no me contaste todo antes de venirnos a vivir acá?, no supo qué responder, supongo que no es fácil reconocer la miseria de los seres más cercanos y que encima sea tu madre.

Tuve muchos desencuentros, peleas, guerras campales con la vieja, de ser la chica modosita, ingenua y tonta pasé a ser para ella la "zorrita".

La vieja es la mujer con la mirada más fea que he visto en mi vida, una mirada enferma, sucia que refleja su alma pero a la que siempre miré de frente y nunca bajé mis ojos.

Ya separada de su hijo me mandó dos veces y de forma anónima una asistente social por supuestas denuncias en mi contra en el juzgado de familia. La primera vez no recuerdo bien la acusación pero la segunda (dado que la primera falló) decía que yo no cuidaba bien de mi hija y que yo regresaba alcohólica a mi casa. Yo que laburaba de lunes a lunes, yo que bancaba a mis hijos porque "su" hijo no me pasaba un peso, yo que no permitía que les faltara nada. De más está decir que la asistente se fue tranquila de mi casa cumpliendo mi solicitud de terminar con esto de las denuncias y que fueran a la escuela de mis hijos y le pidieran un informe a la directora sobre ellos, hecho esto no me volvieron a molestar.

Dios nos libre de las viejas brujas disfrazadas de suegra.

Dios nos libre y nos ampare, por lo pronto yo dejé la mía cuidando a mi ex....