Esta es la historia de una mujer que llamaré T. Ella quedó embarazada cuando tenía 18 años de su vecino, vivían en un pueblito y los padres de él no aprobaron la noticia y lo mandaron lejos. Ella tuvo a su hija y con el tiempo conoció a alguien con quien finalmente terminó casándose y se fue con su flamante marido a vivir a los Estados Unidos, dejando su hija al cuidado de su mamá.
El tiempo pasó y la abuela devenida en madre se dio cuenta que no podía con la crianza de su nieta y mandó a llamar a su hija para que se hiciera cargo de la situación. T volvió a la Argentina, a su pueblito y perdió la posibilidad de regresar al país del norte y por ello a su marido que se quedó allá probando suerte y un nuevo amor. T quedó entonces con su hija a la que no le pudo perdonar y a la que culpó por su desastroza vida.
T nunca quiso a su hija, y terminó cediendo la custodia a su madre y nunca se hizo cargo de una hija, que sufre por un padre que no conoce y por una madre que la desconoce.
Alguna vez le pregunté si no le dolía un poquito esa hija que se cría a los porrazos, con el corazón lleno de moretones, con la droga haciendo sombra en su camino, con las señales que envía pidiendo que la amen. Y T me respondió lo siguiente: "El ser humano ha vivido muchas vidas y yo en otro tiempo fui un soldado, yo me he visto, peleaba en una guerra y maté a un soldado del bando contrario. Ese soldado es ahora mi hija, por eso nosotras nunca nos vamos a entender".
Yo sin poder salir de mi asombro le pregunté: "Tal vez como le quitaste la vida, ahora es tu momento de devolvérsela y por eso la tuviste en tu vientre y ahora es tu hija".
T me dijo: "No entendés nada, no es así. Nosotras nunca vamos a poder estar juntas"
Yo le dije: Y esto que me contás se lo has dicho a tu hija?
Y T muy tranquila me respondió: "Por supuesto y ella lo entiende."
Me quedé callada y supe que no había nada más que decir. Hay momentos que uno que cree que ha visto todo, aún puede ver más.
esta historia es real, aunque ud. no lo crea.